Lo admito,
a veces
soy una extraña para mí misma,
no enciendo las luces
no me veo
no adivino el cuerpo
tembloroso,
no ajusto los nervios,
no encuentro la sintonía precisa
para percibirme.

Lo admito,
a veces
me abrazo a la nada,
al frío terrible de tu ausencia,
a la indecente rendición de mis carnes,
al paisaje destruido 
del poema.

Lo admito,
a veces
me abandono a la tristeza
que supone

ver el fuego consumido.




No hay comentarios:

Publicar un comentario