He volado 
por encima
de vuestras cabezas 
huecas
y he borrado 
mandamientos hostiles
para poder amar
a mis anchas,
he sorteado 
hocicos chismosos
y obscenos
con la rabia inocente
de una mujer
que sentía la libertad
y ahora -después de tanto-
me acerco a la calma,
me atrevo a firmar
poemas 
con nombre propio, 
justo ahora,
que la sintonía
de mi alma,
nunca estará 
a vuestro alcance.
Y disculpen 
las molestias
y los finales con punto,
para qué
nos vamos 
a engañar,
desecho los suspensivos
sin nada 
que añadir 
a vuestras miserias.


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